Día 4: Locorotonto, Martina Franca y Alberobello

Pusimos el despertador más o menos como todos los días y a las 8’30 estábamos desayunando, el horario de desayunos era de 8 a 10; indicar que aquí lo normal en los desayunos, es como en el tema del registro a la llegada, tienes que ir a un lugar; el del Tipico Resort está localizado prácticamente enfrente de su oficina.

El desayuno nos pareció bastante completo, sin que haya una variedad para volverse loco, sí nos pareció suficiente. Tenía bollería, pan, fiambres, fruta, yogures y algo caliente; además ellos te preparan el café como toca, nosotros nos pedíamos todos los días unos ricos capuchinos.


El día había amanecido bastante nublado y con algo de niebla, la previsión para hoy era de lluvia, pero a pesar de ello nosotros lo destinamos a una excursión a un par de pueblos cercanos.


Al llegar a la estación, la taquilla estaba abierta, así que ya compramos todos los billetes del día. Horario billetería Alberobello: laborables de 7 a 1’30 y de 2 a 7. Allí mismo hay un cartel informativo con todos los puntos donde puedes comprar los billetes, uno de ellos es una gasolinera que está prácticamente al lado de la estación.

El primer destino del día era LOCOROTONDO (1’10 €), cogimos el tren de las 10’04 que salió con el habitual retraso de 10 minutos; pero no suponía mayor trastorno, porque el trayecto de Alberobello a Locorotondo son sólo 10 minutos.

Llegar al centro desde la estación de trenes son 10-15 minutos (en casi todos los pueblos ha sido así), este centro es muy pequeño y además encontramos unos carteles indicativos con los lugares a visitar que nos vinieron muy bien para orientarnos y saber que ver.

El centro histórico de Locorotondo, forma parte del club "Los pueblos más bellos de Italia", iniciativa nacida en el 2001 por parte del Consejo de Turismo de la Asociación Nacional de Municipios Italianos (ANCI), que tiene como objetivo mejorar el patrimonio histórico, artístico, cultural y ambiental de los pequeños centros históricos italianos.

Foto: wikipedia

Comenzamos por VILLA GARIBALDI que es un parque con bonitas vistas.




Justo enfrente del parque está PORTA VECHIA, donde antiguamente estaba Porta Napoli. Al cruzarla se llega a la pequeña y elegante PIAZZA VITTORIO EMANUELE, plaza del siglo XIX que nació después de la reconstrucción que sufrió la ciudad tras la unificación de Italia.


Una ciudad que para lo pequeño que es su centro histórico, tiene gran número de iglesias y otros edificios interesantes.

La primera iglesia fue CHIESA MADONNA DELLA GRECA, que es la más antigua de Locorotondo; merece la pena por su sencillez medieval, contrastando con el resto de iglesias.


PALAZZO MORELLI, ejemplo de la arquitectura barroca local, con un bonito portal y unos espectaculares balcones.



La CHIESA MADRE DI SAN GIORGIO MARTIRE, está dedicada al patrón de la ciudad San Jorge, con una sobria fachada de estilo neoclásico.



La pequeña CHIESA DI SAN NICOLA DI MYRA, apenas es visible entre las casas que la rodean.



PALAZZO COMUNALE E TORRE CIVICA, este palacio que inicialmente albergaba la sede del parlamento local,  actualmente es una biblioteca.


Por último, CHIESA MADONNA DEL SOCCORSO, en esta sencilla iglesia contrasta el blanco de la cal de sus paredes con el gris cálido de la piedra, utilizado en los detalles arquitectónicos.



Simplemente pasear por sus calles tiene mucho encanto, además sin tráfico es una gozada.







Cuando estábamos pensando si continuar o finalizar la visita, comenzó a llover, así que decidimos irnos. La vista nos llevó poco más de una hora, pero es que el centro es muy pequeño.

El siguiente destino era MARTINA FRANCA (1’10 €), está ciudad nos atraía menos, pero como el tren pasaba por allí decidimos hacer una visita; cogimos el tren de las 11’46 con retraso.

Al llegar a Martina Franca llovía, su centro histórico se encuentra bastante alto y llegar a él fue un poco engorroso, evitando charcos y que los coches nos  salpicaran. Al llegar al centro seguía lloviendo, así que dimos una pequeña vuelta e hicimos unas pocas fotos.

Piazza Maria Inmacolata

Basilica di San Martino

Palazzo dell'Universita

Ya se había hecho hora de comer, y por allí habían pocas opciones, sólo había, uno bastante caro, uno que estaba muy abierto a la calle sin precios y una pastelería; así que nos declinamos por el último, Caffe Tripoli, pensamos que solo tendrían dulce para comer, pero tuvimos suerte y tenían unas ricas focaccias de tomate con aceitunas negras que además pudimos acompañar con unos refrescos, luego pedimos un capuchino y un espressino que acompañamos de un rico pastel. Al final comimos mejor de lo esperado y muy barato, todo nos costó 13’60 €.


En este viaje descubrí el espressino, que es un capuchino pequeño (para nosotros podría equivaler a un cortado); lo que no se, es sí en otras partes de Italia existe.

Tras la comida seguía lloviendo, así que dimos por finalizada la excursión y decidimos regresar a la estación, durante el camino nos llovió bastante y fuimos todo el rato evitando charcos y evitando que nos salpicaran los coches, había que tener mucho cuidado, porque los charcos que se habían formado eran piscinas.

Tuvimos que dejar la visita de Cisternino, que también tenía muy buena pinta, pero con la tarde que hacía pensábamos que no merecía la pena, además las previsiones decían que todavía quedaban algunas horas de lluvia. Llegar de Martina Franca a Cisternino sólo son 15 minutos, pero la vuelta a Alberobello nos podía llevar una hora o incluso más porque había que hacer enlace en Martina Franca y dependiendo de la combinación te podía llevar más o menos tiempo.

Un vez en la estación, cogimos el tren de las 14’06 a Alberobello (1’10 €), con el habitual retraso; por el camino echamos cálculos y pensamos que sí iba con retraso lo pillábamos y así fue.

Al llegar a ALBEROBELLO no llovía, así que pasamos por casa a descargar las cosas y dimos una vuelta. La zona de trullos que estuvimos ayer se llama Rione Monti, que es donde están las tiendas y restaurantes principalmente. Pero justo enfrente de la casa teníamos otra zona que se llama Rione Aia Piccola, que es donde se encuentran las viviendas, tanto de la gente local como las turísticas. Esta zona nos gustó más que la otra y es todavía más tranquila. Luego se puso a llover y nos fuimos un rato a casa a descansar.
















Terraza panorámica Belvedere

Terraza panorámica Belvedere

Terraza panorámica Belvedere

A las 7 salimos a tomarnos una cerveza y luego a cenar, elegimos otro de los recomendados, Casa Nova, nos gustó lo que había en la carta y los precios, así que entramos. Pedimos un plato de carnes local, uno de ternera Angus y unas patatas fritas; para beber una cerveza y un vino, y un postre a medias que era una tarta de hojaldre con crema. De cortesía nos trajeron de postre unas pastas y un chocolate que venía en una especie de jamonero, muy aparatoso cortar algo; y también de cortesía los limonchelos, porque los pedimos nosotros, pero no los cobraron. Todo nos costó 44 €, satisfechos porque la carne estaba muy rica, el local bonito y confortable, además de una atención de los camareros excepcional.


Grigliate miste di carne locale



Postre de cortesía

Extraño postre de cortesía




Al salir alrededor de las 10’30 estaba lloviendo, así que a casita; vimos algo en la televisión y luego a dormir.

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